El sueño de recorrer Asia

Siempre he tenido este sueño guardado, como un secreto que me da miedo compartir: viajar solo por Asia. Imagino despertarme en ciudades desconocidas, perderme por calles que nunca antes he visto, probar sabores que mi paladar no reconocerá, escuchar idiomas que apenas puedo entender y, sobre todo, aprender de todo eso. No se trata solo de visitar lugares, sino de encontrarme a mí mismo en cada paso, en cada error y en cada sorpresa que el viaje me depare.

Hoy me siento atrapado entre la rutina del trabajo y las responsabilidades, y a veces pienso que este sueño quedará siempre pendiente. Pero cuando cierro los ojos, puedo sentir la brisa de un mercado en Bangkok, la calma de un templo en Kioto y la emoción de subir a un tren sin saber exactamente a dónde me llevará. Es un miedo hermoso: miedo a lo desconocido, miedo a salir de mi zona de confort, miedo a no estar listo.

Quiero que mi yo del futuro lea esto y recuerde que siempre tuve este sueño, y que algún día lo cumplí, aunque fuera con pasos pequeños. Que viajar solo no solo era descubrir el mundo, sino también descubrirme a mí mismo: mis límites, mis miedos y mis alegrías. Y que no importa cuánto tiempo tarde, lo importante es nunca dejar de imaginarlo, planearlo y creer que algún día será real.